Historia de la ciencia: prácticas y enfoques
Compartimos las
reflexiones de Miguel de Asúa, doctor en medicina, historiador y filósofo de la
ciencia
La tarde que estuve frente a los
tapices de “La dama y el unicornio”, en
el Museo de Cluny, no tuve dudas acerca de por qué esa serie es considerada
como un icono del arte y pensamiento medieval. La sala está dispuesta en
función de ellos. Cada uno, con luz propia, resalta en un espacio despojado,
silencioso, en el que entre penumbras se dibujan las siluetas de unos bancos
sencillos desde donde contemplar. Cada tapiz de la serie hace referencia a los
sentidos del tacto, el gusto, el olfato, el oído, la vista y un sexto titulado
«A mon seul
désir» (Sólo por deseo mío).
Los animales fantásticos, entre ellos los unicornios, ocuparon un lugar
importante en el arte y pensamiento Medieval. La preocupación por ellos -fantásticos,
reales, conocidos o provenientes del Nuevo Mundo-, han sido abordados desde
entonces por disciplinas científicas.
Miguel de Asúa, médico y doctor en Medicina (Universidad de Buenos Aires),
bachiller y licenciado en Teología (Universidad Católica Argentina), M.A. en
Historia y Filosofía de la Ciencia y Ph.D. en Historia, con concentración en Historia
de la ciencia e historia medieval (University of Notre Dame, EE.UU.), ha
dedicado una parte importante de su trabajo, según relata, a estos temas. Sus
tesis de maestría y de doctorado se enfocaron en el estudio de la representación de los animales fantásticos
en la transición del Medioevo al Renacimiento y en los comentarios medievales
al De animalibus de Aristóteles, en
particular los de Pedro Hispano y Alberto Magno, en el siglo XIII. En torno a ello y a sus reflexiones acerca de la
historia y filosofía de la ciencia se orientó la vista que compartimos.
¿Cuál puede ser el lugar de la historia de la ciencia y del pensamiento
medieval en nuestros días? Con esta pregunta iniciamos la charla, en la que de
Asúa relató su recorrido hasta llegar a la historia de la ciencia medieval, el
ejercicio de la historiografía, el lugar en que considera que el diálogo entre
saberes y disciplinas es más fructífero. Miguel de Asúa reflexiona acerca de mirar la
historia de la ciencia como un proceso de aprendizaje, como contenido y también
como forma de abordaje. “ La visión de algo se enriquece cuando
complementamos la consideración directa de la cosa con lo proveniente de otra
mirada”[1].
Para de Asúa, su motivación y preocupación ha sido siempre enfocarse en “la
cosa en sí”, por sumergirse en las fuentes y dejarlas hablar con voz propia,
fuera de intermediarios o intérpretes. Por el solo gusto de “jugar”, como él
mismo expresa. Tal vez en el mismo sentido al que hace referencia el tapiz «A mon seul désir».
PD
[1] La ciencia en Argentina entre siglos. Textos, contextos e
instituciones, Marcelo Montserrat (comp.). 2000; Buenos Aires, Manantial. ,
2000.