Conversamos con la Lic. Elena Abraham sobre desertificación y desarrollo sustentable
La idea de una ciencia que esté al servicio de la sociedad es una enunciación que la Lic. Abraham marca con firmeza al comienzo de la entrevista y que la desarrolla al compartir sus experiencias y contribuciones.
Elena María Abraham, investigadora principal del Consejo en el Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA, CONICET-UNCuyo-Gob. de Mendoza. Argentina).
Ciencia como contribución, como aprendizaje social y participativo, como diálogo. Tales son las ideas que Elena Abraham transmite. Y lo expresa desde el reconocimiento de sus maestros, que hicieron que comprendiera la ciencia “como una ciencia que no sólo significará avances en el conocimiento científico, sino que además estuviera al servicio de la sociedad”. Abraham descree del trabajo solitario y refuerza su camino y construcción en trabajo colectivo. “Yo creo en el trabajo en equipo y aposté a eso toda mi vida”.
Su trabajo, enfocado en procesos de desertificación y en el estudio de bosques de tierras secas le han permitido formar parte de un proyecto, por invitación de la FAO, orientado al desarrollo de un inventario de bosques de tierras secas. Los resultados del proyecto, publicados en la revista Science, contribuyeron a valorizar más la importancia de los bosques en las tierras secas, a redefinir el concepto de bosque, a entender el impacto del cambio climático sobre las tierras secas, que, unido al proceso de desertificación y degradación de tierras, las convierte en un escenario frágil y amenazado. Pero el medio no es para Abraham algo inerte. Nos habla de la resistencia que tienen las tierras secas: “Estamos acostumbrados a decir que son frágiles, no son frágiles. Yo siempre digo las tierras secas son sensibles, muy sensibles, tanto a impactos positivos como impactos negativos”.
Las redes, vinculaciones y dialogo no son para Abraham puestas de manifiesto solamente en términos del trabajo en equipo. El vínculo entre grupos humanos y territorio - “en este momento, que es lo que tenemos, tenemos tierras degradadas, tenemos tierras que están ocupadas por grupos sociales que están en condiciones de pobreza”- requiere, para la investigadora, de diálogo entre los diferentes actores y a diferentes niveles: “Entonces, esa es una actividad fundamental relacionarse, escuchar y construir el conocimiento entre los grupos técnicos y los demás grupos de actores. Un proceso de desarrollo local y de ordenamiento territorial no se puede hacer si no se hace de manera participativa”.
Elena Abraham expresa, a lo largo de su relato y ejemplos, la importancia de actuar a diferentes niveles. Desde su experiencia en el nivel local al nacional, al regional o al internacional, ya sea como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en diálogo con pobladores y tomadores de decisión o bien como miembro de ámbitos internacionales como es el caso del Comité de Ciencia y Técnica de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), así como del recientemente creado SPI (Science and Policy Interfase), es clara su perspectiva sobre el ejercicio científico como proceso de dialogo por el que cada ámbito y perspectiva se alimenta mutuamente.
Una mirada amplia, formada desde la perspectiva sobre sistemas complejos desarrollada por sus maestros, como es el caso de Rolando García, y sostenida por un diálogo permanente es seguramente la que ha contribuido a que, a pesar de los procesos de degradación, desertificación y necesidad de abordajes, legislación y políticas diferentes, Abraham concluya diciendo “es la lucha de David contra Goliat. Pero bueno. Yo siempre me acuerdo de que el que venció fue David”.
PD