Orbitar
es planetariamente elíptico
ruta
consuetudinaria
que enlaza el
infinito
y lo domestica
bajo el manto
mudo de la noche,
en el silencio
que resalta
latidos regulares,
en la oscuridad
violentada por
destellos
sin origen ni futuro,
desde una insondable
distancia terrenal.
Lo intento
y vuelvo a
fracasar
humanamente
esporádico,
oscilo,
hay días que
levito
ruedo
y me pierdo en la
contradicción
que tiene algo de
ganancia,
en los descartes
de vida
que quedaron
tras cada
descamación
y se ocultan
bajo mi piel,
nutriendo
como savia
madurada en
estaciones,
maná del que me
alimento
mientras deambulo
miro hacia dentro
recorro bosques
petrificados
lagos
mares tibios
color turquesa
mezcla inestable
hecha de partes
desiguales y antojadizas
de bilis
saliva
barro
polvo estelar